Apego a los consuelos
Es un mal que engendra en el alma una especie de “gula espiritual” que la impulsa a buscar los consuelos de Dios en vez de al Dios de los consuelos. Remedios:
Renunciar voluntariamente a estos apegos, expresando frecuentemente a Dios que le amamos a Él mucho más de lo que amamos lo que nos da.
Dar gracias a Dios por los “dulces” que nos da durante la oración, con la conciencia clara de que llegará, inevitablemente, el momento en que no los tengamos.
Aprovechar el tiempo de consuelo para adquirir el hábito de la oración, de tal suerte que cuando no se experimenten, el hábito adquirido nos mantenga firmes en nuestras prácticas.
