, dice:
“Corra y sea glorificada la palabra de Dios (2 Tesalonicenses 3,1) por la lectura y estudio de los sagrados libros, y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia, llene más y más los corazones de los hombres” (Dei Verbum 26)
En español: lea el tesoro infinito de Biblia
