Este error es un síntoma de idiotez



En los medios masivos se elaboran pautas de conducta a través de la creación de modelos de comportamiento, se juega con la excitación emocional en tanto que energía activadora de esos modelos, se delinean estereotipos, se establecen mecanismos de premios y castigos a través de narraciones que sirven de refuerzo axiológico, se configura el discurso social por medio de la promoción de ciertas palabras o determinadas resignificaciones, se contextualiza la realidad sobre la que la vida transcurre.

Todo esto se inmiscuye en nuestra interpretación de la realidad, y ocurre que nuestra acción depende en gran medida de esa interpretación. Cometen un gravísimo error quienes creen que estos enormes aparatos mediáticos desocialización brindan simplemente servicios de información y entretenimiento. Este error es, en realidad, una defección de la inteligencia y de la
responsabilidad individual: este error es un síntoma de idiotez.

Los medios explotan la idiotez a través de los sentimientos y las emociones. El discurso persuasivo de los medios depende sobre todas las cosas de recursos emotivos. La vía argumentativa del discurso es poco eficiente si se la compara con la emotiva.

Al requerir más del receptor, al demandarle el concurso de su razón, esa primera vía se topa con importantes limitaciones. El idiota no es afecto a los razonamientos. La emoción, en cambio, puede suscitarse sin esfuerzo alguno. Lo que vale para el dominio de la publicidad vale para el resto de los productos mediáticos: es la carga emocional lo que mejor y más fácilmente cautiva al receptor idiotizado. El argumento, que necesita de razones establecidas y concatenadas sobre una base lógica, cede al sentimiento, que postula transferencias y asociaciones de estados emocionales a objetos y sujetos determinados. En psicología se habla de <transferencia afectiva> para denotar el traslado de un estado afectivo determinado a una persona o una cosa, pero no como parte de una relación causa- efecto, sino con motivo de su contigüidad

Así, suscitando determinadas emociones en contigüidad con determinados contenidos, los medios masivos logran transferencias que se incorporan en los procesos de socialización. Un Interesante ejemplo reciente de cómo se persigue este efecto en los productos de entretenimiento para niños puede advertirse en la pelicula Red (2022) de Pixar. La narración gira en torno a la adolescencia precisamente.

La protagonista, Mei Lee, una niña china de 13 años que vive en Canadá, se convierte en un panda rojo cada vez que siente emociones muy fuertes. La primera vez que Mei se convierte en panda ocurre justo en el momento de su primera menstruación. En sus recurrentes peleas con su disciplinaria madre, el mensaje latente siempre resulta ser el mismo: una niña de 13 años deberia poder hacer lo que ella quiera. El mundo adulto se dibuja ciertamente miserable. El filme termina con una declaración de autonomía, en la que la protagonista le responde a su madre: <Mi panda, mi decisión>. En un momento en que el ªbortō constituye un elemento central de la discusión pública en tantos países, incluido Estados Unidos, esa respuesta constituye una obvia referencia al principal eslogan de los sectores åb0rtystas: <Mi cuerpo, mi decisión>. De esta manera, se opera una transferencia afectiva que va de los vaivenes de la vida de la enternecedora niña-panda, con la cual ciertamente se ha empatizado e incluso identificado durante toda la película, a una
toma de posición respecto a si es lícito disponer del propio cuerpo para quitarle la vida a un hijo en plena gestación. A diferencia de la vía racional, la emotiva suscita la apertura indiscriminada y así esconde sus efectos de poder. <Abrir la mente>, tal como hoy se demanda, significa, en realidad,
cerrarla; significa desactivar todas las defensas
intelectuales. Esta <apertura> sería de un inusitado <mal gusto> para Nietzsche. Para Debord, sería una lisa y llana imbecilidad. El entretenimiento es positivo y transparente. Uno queda brutalmente desarmado frente al entretenimiento, que se constituye, volviendo a Sartori, en un astuto triunfo del arma sobre la armadura. En efecto, el campo del entretenimiento suele concebirse como ideológica y políticamente inocente Pero es precisamente este disimulo la clave de su eficiencia política. Donde no se divisa el poder no hay resistencia posible.

Un sociólogo dedicado al estudio de los medios de comunicación explica: <El efecto socializador de las emociones televisivas se produce sobre todo cuando el espectador no es consciente de las implicaciones ideológicas y éticas de las emociones>. En un sentido todavía más amplio, podría decirse que la socialización se deja en manos de los medios de comunicación de masas cuando no existe consciencia de sus implicaciones ideológicas. El poder socializador de los medios es directamente proporcional a la eficacia de su disimulo. En esto, sin embargo, encontramos una pista de su talón de Aquiles. Al depender del disimulo, el poder de los medios de comunicación puede que sea inmenso, pero no es absoluto. Esto significa que puede ser resistido. Hay una armadura capaz de detenerlo. El receptor siempre puede filtrar el contenido, siempre puede volver a levantar sus barreras, proteger y educar conscientemente a los suyos, invocar nuevamente
su pensamiento crítico, anteponer el desarrollo de su inteligencia a la estimulación externa y dirigida de sus emociones. El receptor siempre puede dejar de ser tratado como un idiota

Joan Ferrés, Televisión subliminal. Socialización mediante comunicaciones inadvertidas (Barcelona: Paidós, 1996)

* 359. <Tener todas las puertas abiertas, estar continuamente dispuestos a introducirnos, a precipitarnos dentro de los demás hombres y de las otras cosas; en suma, la famosa «objetividad» moderna es mal gusto, es falta absoluta de nobleza> (Friedrich Nietzsche, El ocaso de los ídolos. Madrid, M. Aguilar Editor: 1932,p. 253)

*<Los imbéciles creen que todo está claro cuando la televisión les muestra una bonita imagen y la comenta con una mentira descarada> (Debord, Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, p. 72)

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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