Señor resucitado, deja que tu hija Asia resucite contigo. Rompe mis cadenas, haz que mi corazón se libere y se eleve más allá de estas rejas, y acompaña mi alma para que esté cerca de mis seres queridos, y para que permanezca siempre cerca de ti. No me abandones en el día de la angustia, no me prives de tu presencia. Tú que sufriste la tortura y la cruz, alivia mi sufrimiento. Estréchame cerca de ti, Señor Jesús.
En el día de tu resurrección, Jesús, quiero rezarte por mis enemigos, por aquellos que me han herido. Rezo por ellos y te pido que les perdones por el mal que me han hecho. Te pido, Señor, que levantes todos los obstáculos para que yo pueda obtener el beneficio de la libertad. Te pido que nos protejas a mí y a mi familia. Dirijo un llamamiento especial al Santo Padre Francisco para que me recuerde en sus oraciones
