Cuanto hemos dicho y diremos, ha de entenderse de la secta masónica en sí misma y en cuanto abraza a otras sociedades que están emparentadas y confederadas con ella, pero no de cada uno de sus afiliados. Puede haberlos en efecto, y no pocos, que, si bien no dejan de tener culpa por haberse comprometido con semejantes sociedades, con todo no participen por sí mismos de sus crímenes y que ignoren sus últimos intentos. Del mismo modo, aun entre las asociaciones unidas con la Masonería, algunas tal vez no aprobarán ciertas conclusiones extremas, que sería lógico abrazar como dimanadas de principios comunes, si no cansara horror su misma torpe fealdad. Algunas también, por las circunstancias de tiempo y lugar, no se atreven a hacer tanto como ellas mismas quisieran y suelen las otras; pero no por eso se han de tener por ajenas a la confederación masónica, ya que ésta no tanto ha de juzgarse por sus hechos y las cosas que lleva a cabo, cuanto por el conjunto de los principios que profesa
ENCÍCLICA «HUMANUM GENUS» (20-IV-1884
ACERCA DE LA. MASONERÍA Y OTRAS SECTAS LEÓN PP. XIII
