pesar de todo, la seguridad de los santos ha estado siempre llena del temor del Señor. No por tener grandes y por recibir inmensas gracias fueron menos precavidos, cuidadosos y humildes a sus propios ojos La seguridad de los manos viene de su orgullo y presunción, y acaba de ser una simple ilusión Nunca esperes seguridad completa en esta vida, aunque parezcas persona muy fervorosa o muy retirada del mundo Imitación de Cristo (Tomás de Kempis)
Oh, !Qué profunda paz gozaría y qué gran tranquilidad tuviera, quien alejara de sí toda preocupación mundana y material y se dedicara a pensar en los bienes divinos y en la salvación, y pusiera su esperanza solamente en Dios! Imitación de Cristo (Tomás de Kempis)
Quien desee tener una vida interior y espiritual, tiene que hacer como Jesús: apartarse frecuentemente de la muchedumbre para irse a la soledad a orar. Sólo estará seguro en público quién sabe pasar buen tiempo en la soledad Sólo sabe hablar bien, aquel que sabe callar bien Sólo podrá ser buen superior, aquel quien sabe ser buen inferior Sólo sabe mandar bien, quien aprendió a obedecer bien Sólo tiene alegría completa y segura quien tiene la conciencia tranquila
Busca tiempo oportuno para ocuparte de ti mismo, y con frecuencia recuerda y piensa en los beneficios de Dios
Deja las lecturas inútiles de mera curiosidad. Lee tales cosas que e sirvan más para arrepentirte que para divertirte, que te sirvan más para conversión que para distracción.
Si te abstienes de andar hablando de cosas inútiles, y de andar escuchando rumores, noticias y novedades, encontrarás tiempo suficiente y oportuno para dedicarte a santas meditaciones.
Los más grandes santos evitaban lo más posible el bullicio de la gente y preferían servir a Dios en la soledad.
Cuando Jonás anunció al Rey de Nínive que su ciudad sería destruida después de cuarenta días, el monarca se quitó las vestiduras reales, puso ceniza en su cabeza, se cubrió con su saco, y ordenó a todo el pueblo que implorara la misericordia divina. Con humildad y penitencia consiguió la revocación de la terrible sentencia, y la ciudad fue perdonada. Si este rey pagano obtuvo así el perdón de una ciudad entera, ¿cuánto más no conseguirá Jesucristo que tanto se humilla en la Santa Misa donde abandonó el trono de Su Gloria, se reviste con las pobres apariencias del pan y del vino, e implora la misericordia de Dios?
Padre mío, considerar cuánto me he humillado para obtener vuestra compasión. Los pecadores se han levantado contra vos llenos de orgullo, yo me humillo en presencia vuestra. Ellos os han irritado con sus ofensas yo quiero desarmaros con la fuerza de humildad. Ellos han merecido vuestro justo castigo, que mis ruegos os aplaquen. Por amor hacia mi, apiadaos de ellos y nos lo cantiguéis según merecen sus iniquidades. No los entregueís en manos de Satanás, pues me pertenecen, y habiéndolos rescatado al precio de mi Sangre, no permitáis que perezcan. Oh Padre Santísimo!, imploro sobre todo vuestra misericordia a favor de los pecadores aquí presentes. Por ellos ofrezco en este momento mis sufrimientos, y vida. En virtud de esta sangre y de esta muerte, preservadlos de la muerte eterna
Explicación de la Santa Misa (R Padre Martin de Cochem)
Debemos renovar todos los días nuestro buen propósito, excitándonos al fervor, como si fuera el primer día de nuestra conversión, de esta forma:
Ayúdame Señor, a cumplir mis buenos propósitos, y a dedicarme a tu santo servicio. Concédeme la gracia de empezar en este día, una verdadera vida de perfección porque lo que he hecho hasta hoy, es poca cosa
Oh, qué grande era el fervor de todos los religiosos en los comienzos de su santa comunidad Oh, qué devotos eran para orar, cuánto esmero tenían por progresar en la virtud, con qué austeridad y disciplina vivían, cuán respetuosos y obedientes eran para con los superiores que los dirigían. Los recuerdos de su vida atestiguan que fueron gente santa y perfecta, que combatieron valerosamente contra los ataques del mundo, y pisotearon los engaños mundanales Pero ahora ya se considera gran cosa que uno no desobedezca gravemente a los reglamentos que le obligan, y que acepte con paciencia las obligaciones, que se comprometió a sobrellevar con alegría. Ah, qué tibieza, que negligencia en nuestra vida de piedad! que pronto hemos decaído del primer fervor, y de puros tibios y cansados ya hasta nos aburre la vida espiritual Ojalá que no de adormescas completamente en el progreso, en la virtud, tú que has visto tantos buenos ejemplos de personas fervorosas Hoy, si escuchas la voz de Dios, no endurezcas tu corazón (Salmo 94) Tienes nombre de vivo, pero estás muerto, reanima lo que en ti está a punto de morir, pues Dios no ha encontrado perfectas tus obras. Arrepiéntete, pues Él, el Señor va a llegar de manera inesperada. El vencedor será revestido de blancas vestiduras, su nombre estará escrito en el Libro de la Vida, y Jesucristo, lo proclamará ante el Padre y sus ángeles (Apocalipsis 3)
San Juan, el discípulo tan amado, dice: “Tenemos por abogado cerca del Padre a Jesucristo, el Justo por excelencia y Él es la víctima de propiciación por nuestros pecados”1 Juan 2, 1-2
¿No es una promesa consoladora para nuestra salud que el mismo Hijo de Dios, el Juez de vivos y muertos, sea nuestro abogado?
Es necesario que aprendas a quebrantar tu voluntad en muchas cosas si quieres vivir en paz y concordia con los demás
Dice el Señor: 9:23 Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.9:24 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará (Lucas)
El que tiene verdadera y perfecta caridad, no se busca a sí mismo en cosa alguna; más sólo desea que sea Dios glorificado en todas las cosas. De nadie tiene envidia, porque ama algún placer particular, ni se quiere gozar en sí; más desea sobre todas las cosas gozar de Dios. A nadie atribuye ningún bien; más refierelo todo a Dios, del cual, como de primera fuente, emanan todas las cosas, y en quien finalmente todos los santos descansan con perfecto gozo. ¡Oh quién tuviese una centella de verdadera caridad! Por cierto que sentiría estar todas las cosas mundanas llenas de vanidad Imitación de Cristo (Tomás de Kempis)