En la Carta Novo milenio ineunte, el Santo Padre nos indica el camino



Interpela a la conciencia de los cristianos su llamado a la conversión, íntimamente unido a la misión de llevar el Evangelio a todas las gentes, recordando, como escribe el Cardenal Ratzinger, que «el Señor mismo -extendiendo y ampliando la parábola del
grano de mostaza- ha formulado esta ley de la fecundidad en el pasaje de la semilla del grano que muere, caído en la tierra (Jn 12, 24).

También esta ley es válida hasta el final del mundo Y es –junto con el misterio del grano de mostaza- fundamental para la nueva evangelización. Toda la historia lo demuestra. Serfa fácil demostrarlo en la historia del cristianismo.

Quisiera recordar ahora solamente el comienzo de la evangelización en la vida de San Pablo.

El éxito de su misión no fue el fruto de un gran arte retórico o de prudencia pastoral. La fecundidad fue vinculada al sufrimiento, a la comunión en la pasión con Cristo (cf. 1 Cor 2, 1-5; 2 Cor 5, 7; 11, 10s; 11, 30; Gal 4, 12-14). <Ninguna señal será dada sino aquella de Jonás el profeta>, ha dicho el Señor. La señal de Jonás eS el Cristo crucificado, son los testimonios que completan que falta a los sufrimientos de Cristox (Col 1, 24). En todos los
períodos de la historia siempre se ha verificado la palabra de Tertuliano: <Es una semilla la sangre de los mártires>

Juan Claudio Sanahuja. El desarrollo sustentable. La nueva ética internacional

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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