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Se dice que un ser es bueno en cuanto tiene alguna perfección, es apetecible o posee una determinada virtud moral. Ahora bien, todo esto corresponde máximamente a Dios. Como ya hemos dicho, Él es Perfecto, de modo que la bondad le advendrá a su ser en razón de su perfección. Por otra parte, al constituirse como el ser máximamente Perfecto, será en grado sumo apetecible para sí mismo y para los demás seres, de modo que la bondad también le advendrá a su ser en razón de su apetecibilidad. Y, finalmente, al concentrar en Sí de modo simple todas las perfecciones se sigue que poseerá en grado Sumo todas las virtudes morales pues éstas son una especie de perfección, por tanto, la bondad le advendrá a su ser, además, en razón de su virtuosidad moral. Luego, Dios es Bueno
