Dios, solo necesito de ti



Evangelio según san Mateo, 7:7-8 «Pedid, y se os dará;, buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá: pues todo el que pide, recibe; y el que busca, halla y al que llama, se le abrirá». (vv. 7-8)

El Salvador había dado ciertos preceptos a sus discípulos, respecto de la oración, diciéndoles: «No queráis juzgar». Y oportunamente añade después: «Pedid y se os dará», como si dijese: «Si observáis esta clemencia con vuestros enemigos, en todo lo que creáis cerrado para vosotros, llamad y se os abrirá». Pedid con oraciones, rogando de día y de noche, buscando con deseo y asiduidad. Porque aun cuando trabajéis sobre el sentido de las Sagradas Escrituras, no podréis alcanzar la verdadera ciencia sin la gracia del Señor, ni alcanzar la gracia si no la buscáis, porque no se conceden los dones de Dios a los que los menosprecian. Llamad por medio de la oración, de los ayunos y de las limosnas. Así como el que llama a una puerta, no llama sólo con la voz, sino también con la mano, así el que hace buenas obras, llama con buenas obras. Pero dirás: «Pido esto mismo, saber y obrar bien. :Cómo puedo hacerlo, pues, antes de recibirlo?». Pero haz lo que puedas para que así puedas hacer más, y guarda lo que sabes para que sepas más. Y más abajo, habiendo mandado antes (especialmente a los maestros) que ama ser a sus enemigos, y prohibido después que arrojasen lo santo a los perros bajo el pretexto de caridad, ahora les da el buen consejo de pedir a Dios por ellos, que les será dado. Busquen a los que perecieron en los pecados y los hallarán. Llamen a los que están encerrados en los errores y Dios les abrirá, para que su palabra tenga ingreso en las almas de aquéllos. O de otro modo, como los preceptos arriba expuestos eran superiores a las fuerzas humanas, demuestra la posibilidad de su cumplimiento con el auxilio de la gracia de Dios, diciendo: «Pedid, y se os dará», para que lo que no puede hacerse por la humana debilidad, se cumpla por medio de la gracia divina.

Habiendo Dios dotado a los demás animales de la velocidad en la carrera, o la rapidez en el vuelo, o de uñas, o de dientes, o de cuernos, sólo al hombre dispuso de tal forma, que su fortaleza no podía ser otra que el mismo Dios. Y esto lo hizo con el fin de que, obligado por la necesidad de su flaqueza, pida siempre a Dios cuanto pueda necesitar

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in
Matthaeum, hom. 18

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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