Padre ausente



La disciplina ha sido expulsada también del hogar, pues el modelo del <amigo> no puede ser disciplinario. La educación, degradada en mera crianza, ya no es ni siquiera esto último: es
mera cohabitación. La provisión, por su parte, depende generalmente de las ayudas del <Estado de bienestar>. No en vano, a este tipo de Estado se lo ha descrito también como paternalista, precisamente porque arrebata para sí las últimas funciones del padre, y se convierte él mismo en el Gran Padre.

El afecto paternal, basado en mucho más que la mera amistad, se aplana en la horizontalidad del precario vínculo que procura establecer la figura del amigo-mayor. Pero el afecto que este puede conceder ya no es paternal, ya no se basa en ningún respeto ni admiración, ya no se articula con la disciplina que surge de la jerarquía, ya no está intrincado en un proceso de socialización que comparte una forma de ver el mundo y vivir en él. El afecto del amigo-mayor que representa el padre de la sociedad adolescente ni siquiera goza de reciprocidad, sino que es a menudo motivo de vergüenza para el hijo.

La figura del padre deviene absurda. El propio Parsons ya notaba a mediados del siglo pasado que <la situación familiar convierte a la madre en el adulto emocionalmente significativo para los hijos de ambos sexos>. Esto no representa a corto plazo un problema para las niñas, que tienen ahí a un adulto de su sexo para identificarse, dice Parsons. Pero sí es un problema inmediato y duradero para el niño, cuyo padre va desapareciendo de escena y, por tanto, no llega a producirse la identificación con él. El niño entonces <se rebela contra la identificación con su madre en nombre de la masculinidad>, exacerbando actitudes que supone <masculinas> y rechazando otras que cree <femeninas>. Lo masculino se asemeja entonces a algo así como una mala actuación que complica la maduración. Lo femenino, por otra parte, pronto será rechazado porque será leído como opresión, y la identificación con la madre y el modelo y los valores que ella encarnaba será condenada y leída como traición. De estos niños no se podrá esperar gran cosa cuando sean adultos, dice Parsons, más que la reproducción y agudización del mismo modelo en el que la identificación masculina se disuelve, mientras que la femenina se problematiza

Talcott Parsons, <La estructura social de la familia>, en Ruth Nanda Anshen (Comp.), La familia (Barcelona, Ediciones Peninsula: 1974), pp. 46-48

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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