Y los suyos no lo recibieron



Evangelio según san Mateo, 8: 5-9 Y habiendo entrado en Cafarnaúm, se llegó a El un Centurión rogándole y diciendo: «Señor, mi siervo está postrado en casa paralítico y es reciamente atormentado». Y le dijo Jesús: «Yo iré y lo sanaré». Y respondiendo el Centurión, dijo: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa, sino tan solamente dilo con la palabra, y será sano mi siervo. Pues también yo soy hombre sujeto a
otro, que tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene, y a mi siervo: Haz esto, y lo hace». (vv. 5-9)

Este centurión es el fruto primero de los gentiles, en comparacion de cuya fe se considera como infidelidad la fe de los judios. No había oído la predicación de Jesucristo, ni visto la curación del leproso. Pero habiendo oído contar esta curación, creyó más que lo que oyó, viniendo a ser el misterio o figura que representaba la futura conversión de los gentiles, quienes no habían leído la ley ni los profetas respecto de Cristo, ni habian visto al mismo Jesús hacer milagros. Se acercó, pues, el centurión a Jesús rogándole y diciéndole: «Señor, mi siervo está postrado en casa, paralítico y reciamente atormentado». Veamos aquí la bondad del centurión, que tanta solicitud mostraba por la salud de su siervo, como si ningún daño de dinero, sino de salud, hubiera de experimentar con la muerte de aquél.

No veia diferencia alguna entre el siervo y el señor porque aunque la dignidad sea diferente entre ellos según el mundo, la naturaleza de ambos es igual. Veamos también aquí la fe del centurión, el cual no dijo: «Ven y sánalo», porque, habiendo llegado allí, estaba presente en todas partes, e igualmente su sabiduría, porque no dijo: «Sánale desde aquí». Sabía, pues, que temía poder para hacerlo, sabiduría para comprenderle y caridad para oírle. Por lo tanto se limitó a exponer la enfermedad, dejando el remedio de la curación al arbitrio de su misericordia, diciendo: «Y es reciamente atormentado». En esto manifiesta que le amaba, pues el que ama a uno que está enfermo, siempre cree que el mal que padece es de mayor gravedad que el que realmente tiene.

Pseudo- Crisóstomo, opus imperfectum in
Matthaeum, hom. 22

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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