El estado y la educación

El Estado moderno también ha monopolizado la educación. Así, ha procurado barrer con toda instancia educativa que no se someta a su más estricto control. Incluso las escuelas y universidades privadas, en las que muchos suponen que hallarán libertad, se deben en última instancia al cumplimiento de requisitos curriculares y burocráticos. De ahí que esos ambientes resulten, por lo general, igualmente asfixiantes. La más perniciosa de todas estas instituciones educativas para el Estado ha sido la familia, a la que hoy todos los gobiernos progresistas la combaten sin descanso.

La última excusa para estas embestidas ha sido de índole s3xual (y no podía ser de otra manera). En el nombre de los <derechos s3xvales> y de la <educación s3xval>, que es algo que se supone, a priori, que los padres de familia no pueden
otorgar, los hijos han sido estatizados. Con lenguaje encantador, al niño estatizado se le llama <sujeto de derecho> y, en el nombre de los <derechos> (tampoco podía ser de otra manera), la casta política da rienda suelta al adoctrinamiento más deleznable contra los hijos de los demás.

Es evidente que, al habernos quedado sin alma, y al llamarnos al silencio respecto de la ética y la política y resultarnos estos mismos dominios tan desconcertantes, todo lo que podamos hacer es hablar del pedazo de carne al que hemos sido reducidos. La educación es la gestión pretendidamente liberadora del pedazo de carne deseante que somos. La ética es la apertura indiscriminada a la diversidad de los otros pedazos de carne y sus deseos. La política es el juego schmittiano que hace amigos a ciertos pedazos de carne y enemigos a otros pedazos de carne, de acuerdo con el tipo de carne que a su vez desean, o de acuerdo con el tipo de carne que tienen entre las piernas. Esto es todo lo que se tiene para decir sobre estos asuntos. Todo lo demás suscita, en el mejor de los casos, desconcierto, y en el peor, risas soberbias. Si he presentado algunas ideas pedagógicas antiguas, medievales y modernas, es para imaginar el tipo de desconcierto y de burlas que ellas podrían hoy generar por parte de ese pedazo de carne que es el idiota

Generación idiota: Una crítica al adolescentrismo. Laje, Agustin

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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