No. No; para ser feliz debes hacerlo así:



La felicidad, a toda costa, se convirtió en una función gubernamental.

Cass Sunstein es un teórico y un técnico al servicio del Estado niñera. Es profesor de Harvard, y fue director de la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios de la administración Obama. Hace no mucho, lanzó un libro bastante aclamado, en el que defiende un modelo de política en el que <el gobierno no cree que las elecciones de la gente proveerán su propio bienestar, y adopta acciones para influir o alterar dichas elecciones por el bien de la gente>.

Estas elecciones pueden remitir tanto a fines como a medios; a Sunstein le importan más estos últimos, y en esto precisamente su modelo no es tan paternalista como niñerista. Sunstein está encantado con los avances de la psicología social y cognitiva, además de la economía conductual, que permiten entender mejor cómo deciden las personas sus cursos de acción, para poder interferir gubernamentalmente en ellos de forma <suave> con el fin de hacerlas <más felices>. A esto Sunstein lo llama empujoncitos>: medidas psicopolíticas más o menos disimuladas, que buscan influir sobre las elecciones de los ciudadanos. Así, influir sobre las elecciones de los ciudadanos. Así, por ejemplo, interviniendo en la arquitectura de la elección (iprohibido poner en el mostrador de su comercio las cajas de cigarrillos!), jugando con los costes emocionales y psíquicos iponga la foto de ese órgano canceroso en la etiqueta de cigarrillos!), modificando los significados sociales (justed, que tiene muchos hijos, será muy infeliz, no le conviene piénselo bien!), enseñando a cumplir mejor los deseos (idróguese, pero hágalo bien, en este folleto le enseño cómo, y también le proveo jeringas!) generando reglas por defecto (isi no quiere donar
sus órganos cuando muera, venga a quitarse del listado porque su nombre ya está aquí), y en algunos casos también imponiendo sanciones económicas (ipague esta multa por dejar el salero en la mesa de su restaurante!)

Estos absurdos micropolíticos toman nuestra vida como objeto de gestión en el nombre del cumplimiento de nuestros verdaderos deseos y de los medios más eficientes para conseguirlos. Aun dejándonos elegir lo que deseamos, los funcionarios-niñeras estarán vigilando sin descanso distintos factores contextuales y psicosociales con el objetivo de que todo vaya bien para el ciudadano adolescente. No es represión, sino niñerismo; más que prohibición, manipulación. No se trata tanto de decir <no lo haga>, sino más bien <hágalo, pero de esta manera, que nosotros sabemos que es mejor para que cumpla eficientemente sus deseos>

Cass R. Sunstein, Paternalismo libertario .(Barcelona, Herder: 2017),p. 78.

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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