Manent, a su vez, desde el sector patriota, hace lo propio. El proyecto globalista no pretende tan solo la unificación comercial de la humanidad, sino fundamentalmente su unificación política y cultural. En consecuencia, se tienen Estados cada vez menos soberanos, gobiernos cada vez menos representativos y pueblos cada vez más aislados de los procesos políticos. Las organizaciones internacionales se van convirtiendo en centros de poder que reclaman dirigir los destinos de la humanidad. Frente a ello, Manent reivindica el concepto de nación y de soberanía, y escribirá que el problema crucial es que
…no vemos que la separación entre los grupos humanos no puede ser superada completamente y que esta feliz impotencia es la condición de la libertad y de la diversidad humana
Manent, La razón de las naciones, p. 22.
