Evangelio según san Mateo, 9: 27- 31 Al salir Jesús de aquel lugar, le siguieron dos ciegos que clamaban y decían: «compadeceos de nosotros, hijo de David». Y cuando hubo llegado a la casa, se le acercaron los ciegos. Y Jesús les dijo: «¿ Creéis que yo pueda haceros esto?» «¡ Sí, Señor!» Entonces tocó Jesús los ojos de los ciegos, diciendo: «Según vuestra fe os sea hecho». Y fueron abiertos sus ojos: y Jesús les intimó a estos la orden de que nadie lo supiera; mas apenas estos salieron de de allí, comenzaron a extender su reputación por todo aquel país. (vv. 27- 31)
En sentido alegórico, los dos ciegos representan los dos pueblos, el judío y el gentil; o también las dos facciones, que se formaron en tiempo de Roboam, del pueblo judío. Cristo se dirigió a los que de uno y otro pueblo creían en El con el objeto de iluminarlos en su casa, esto es, en la Iglesia, porque fuera de la unidad de la Iglesia no puede haber salvación. Y aquellos de entre los judíos que creyeron en El, fueron los que divulgaron por toda la tierra la venida del Señor
Remigio
