Evangelio según san Mateo, 10: 11- 15 «En cualquier ciudad o villa en que entrareis, preguntad qué persona digna se encuentra en ella, y permaneced en ella hasta vuestra marcha. Saludad, al entrar en la casa, con las palabras: La paz sea en esta casa. Y si efectivamente fuere digna aquella casa, vuestra paz vendrá sobre ella, y si no lo fuera, vuestra paz se volverá a vosotros. Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, sacudid el polvo de vuestros pies, y marchaos de la casa o de la ciudad. Os digo en verdad, que Sodoma y Gomorra serán tratadas en el día del juicio con menos rigor que esta ciudad». (vv. 11- 15)
Manda el Señor a sus discípulos que hagan primero el saludo de paz al entrar en una casa, a fin de que conozcan por este saludo si la casa o el hospedaje es digno de ellos: que es como si dijera claramente: ofreced la paz porque los que la reciban manifestarán que son dignos de ella, e indignos los que la rehusaren. Debe hacerse este saludo siempre a la entrada de la casa, aun cuando se haya hecho una elección digna según la opinión general, a fin de que parezca que los predicadores son más bien llamados por su dignidad, que recibidos, por haberse metido ellos. Basta decir la palabra paz, para comprender si la casa es un hospedaje digno
Remigio
