
O Radix Iesse, qui stas in signum populorum,
super quem continebunt reges os suum,
quem Gentes deprecabuntur:
veni ad liberandum nos, iam noli tardare.
¡Oh, Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos;
ante quien los reyes enmudecen,
y cuyo auxilio imploran las naciones:
ven a librarnos, no tardes más! (Cf. Is. 11, 10).
Jesucristo, Eterno Retoño de la Divinidad, que fuiste injertado en el corazón de nuestra historia y cuyo Trono, Altar y Cetro es el Árbol de la Cruz: por el misterio de tu Natividad, ilumina las decisiones de los más poderosos y rige Tú, por medio de ellos, los destinos de los pueblos.
Con tus santos profetas, te imploramos:
¡Venga a nosotros tu Reino, Señor!
Padrenuestro, Avemaría y Gloria