El individuo crece en un mundo en el que no existen valores comunes que determinen la acción en las distintas esferas de la vida, y en el que tampoco existe una realidad única idéntica para todos. Aunque el individuo crece en una comunidad de vida que lo incorpora en un sistema de sentido supraordinal, no cabe suponer que éste sea el sistema de sentido de sus contemporáneos
Peter Berger; Thomas Luckmann, Modernidad, pluralismo y crisis de sentido. La orientación del hombre moderno (Barcelona: Paidós, 1997), p. 61
