Esta otra virtud que plantea Aristóteles es la técnica, una disposición de la inteligencia que nos lleva a producir algo a partir del razonamiento.
Este aplicar la inteligencia y el razonamiento a la producción de algo es lo que Aristóteles llama <tecnología>, la cual en su producción a veces imita a la naturaleza, mientras que en otras ocasiones perfecciona y lleva a cabo lo que esta no puede realizar por sí misma. Por ejemplo, un carpintero construye una casa siguiendo el ejemplo de las aves que construyen sus nidos, mientras que en otro caso un médico aplica un remedio para acelerar el proceso de sanación en una persona, o elabora un antibiótico para ayudar al cuerpo a eliminar una bacteria y así sanarse más rápidamente. La tecnología, entonces, es
conocimiento aplicado al campo de la producción de un <artefacto>, y distinto de lo natural o producido por la naturaleza. La técnica, sin embargo, es una virtud o capacidad que en el esquema aristotélico de las virtudes debería estar sometida a la prudencia, de tal manera que sea el ser humano quien use la tecnología para su propio bien, y no sea la tecnologia la que lo controle y domine, como profundizaremos más adelante
Aristóteles, Ética nicomáquea (Madrid: Gredos, 2011), VI, 1139a5-15
Aristóteles, Física (Consejo Superior de Investigaciones Científicas: Madrid), I1, 8, 199a15.
*En conjunción con esto hay una gran discusión con respecto a la duración y efectividad de lo producido por el hombre y lo producido por la naturaleza; por ejemplo, la inmunidad otorgada por una vacuna termina perdiendo efectividad en comparación con la inmunidad natural
