Un típico ejemplo de transbordo ideológico es el deslizar de Albert de Mun hacia el socialismo estatista. Inicialmente se quería introducir en las relaciones de trabajo el «patronato», o sea el compromiso del patrón por el bienestar de sus obreros. Sin embargo, esto ofendía el espíritu romántico e igualitario de la época, que consideraba cualquier jerarquía social una causa de sufrimiento para el inferior. Los trabajadores, se sostenía, no piden limosna sino exigen derechos. Cediendo al ambiente, De Mun abandonó la idea del patronato y comenzó a defender la formación de sindicatos «mixtos», es decir de propietarios y trabajadores
En un primer momento, De Mun tuvo cuidado de distinguir las asociaciones cristianas de los sindicatos socialistas, acusados de ser instrumentos de la lucha de clases. Sin embargo, no muchos patrones se mostraban abiertos a la idea Ante el fracaso del proyecto, el ala más progresista de la Oeuvre, capitaneada por el marqués René de La Tour du Pin, comenzó a proponer la aplicación obligada de esquemas sindicalistas
Dado que solo el Estado tiene el poder para aplicar en modo obligatorio el sindicalismo, comenzaron a considerarlo como el protector natural de las clases trabajadoras contra la ambición de los capitalistas, defendiendo por tanto una ampliación de sus competencias con el fin de intervenir en las relaciones de trabajo y en la economía entera. En un primer momento, De Mun buscará mantenerse equidistante tanto del liberalismo como del socialismo. «Rechazamos igualmente el liberalismo anticristiano y el socialismo de Estado», afirmaba en 1843.
Sin embargo, destapada la caja de Pandora del intervencionismo estatal era dificil establecer un punto de equilibrio, especialmente cuando las tendencias dominantes de la época (de evidente inspiración socialista) apuntaban a un estatismo creciente, con el pretexto de domar el laissez-faire. Fue así que algunas corrientes del catolicismo social marcharon hacia la izquierda, hasta fundirse con el socialismo marxista finalmente, sin esperanzas en el restablecimiento de las corporaciones, sostuvo la necesidad de reformas económicas profundas de parte del estado, acentuando en tal modo sus tendencias al socialismo de estado»
Albert DE MUN, Discurso conclusivo del congreso de la Oeuvre des Cercles Catholiques d’Ouvriers, 1884, cit. in José María LLOVERA, Tratado elemental de sociologia cristiana, Luis Gili, Barcelona 1930, p. 341.
Francesco S. NITTI, I socialismo cattolico, L. Roux e C. Editoriale, Roma 1 89 1, P. 287.
JULIO LOREDO DE IZCUE. TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, UN SALVAVIDAS DE PLOMO PARA LOS POBRES
