Miseria y corazón. Significa poner el corazón en la miseria, es decir, amar al otro a pesar de sus faltas y pecados, es decir, de sus miserias. Así nos ama Dios y así estamos llamados a amar a los demás: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 36).
