Escribe el evangelista san Lucas después de narrar el nacimiento del Hijo de Dios: “Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción” (2, 21).
En la carta a los Filipenses, concluye el apóstol Pablo su referencia a la pasión: “Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre, de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre” (2, 9-11).
Y escribe en la carta a los Colosenses: “La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (3, 16-17)
El salvador, El Greco 1608-1614
