También puede decirse que San Mateo se figura por el león, porque puso de relieve la estirpe real de Jesucristo. San Lucas por el becerro, víctima del Sacerdote. San Marcos, que no se propuso narrar ni la estirpe regia ni la sacerdotal, sino que se ocupa de lo humano de Jesucristo, se designa por la figura del hombre. Estos tres seres, el león, el hombre y el becerro, andan por la tierra, por lo que los otros tres Evangelistas trataron principalmente de lo que obró Jesucristo como hombre. Pero San Juan tiene el vuelo del águila, y contempla con la penetrante mirada de su espíritu la luz del Ser inmutable. De esto se desprende que los tres primeros Evangelistas no se ocuparon sino de la vida activa, y San Juan de la contemplativa
San Agustín, de consensu evangelistarum, 1,6
