Y así, la sublimidad de la doctrina evangélica procede del mismo Jesucristo, como lo indica el Profeta en el texto aducido, al decir: “Sube sobre un monte alto” ( Is 40,9). Este monte alto es Cristo, del que dice el mismo Isaías: “En los últimos días estará preparado el monte de la casa del Señor en la cumbre de los montes” ( Is 2,2). Es decir, sobre todos los santos a los que se llama montes del monte Jesucristo, de cuya plenitud de gracia recibimos nosotros todos ( Jn 1,16). Con razón, pues, se dirigen a San Mateo estas palabras: “Sube sobre un monte alto”, porque él, en el mismo instante y al lado del mismo Jesucristo, vio sus milagros y oyó su doctrina
La glosa Catena Aurea. Santo Tomás de Aquino
El monte Carmelo
