
En el convento de Vittorio Véneto recuerdan todavía los religiosos con verdadero placer el caso de Boby y el bistec
Boby era el afortunado perrito del convento y no tenía ningún motivo para quejarse, ya que era amigo inseparable del hermano cocinero. Un día había ido éste al refectorio cuando los demás religiosos ya habían marchado y estaba comiendo y conversando con otro hermano. Alguien llama a la puerta: es Boby, el inseparable, que trata de entrar. Ya sabe cómo hacer para abrirla. Antes de entrar suele estudiar el ambiente; y así lo hace ahora alargando su hocico como para darse cuenta de la situación. Al ver a su gran amigo solo con otro hermano, se le echa encima loco de alegría. Después de haberse comido algo que ambos le dan, levanta la cabeza como atraído por un objeto de particular interés. Allí cerca, debajo de la mesa, está, en efecto, la despensa donde hacía un rato Fray Claudio había escondido con mucho cuidado un bistec para sus pobres. Boby intuye enseguida el tesoro escondido y el ver que la despensa estaba abierta, encuentra muy natural levantar la pata y proporcionarse un exquisito bocado. Los dos hermanos querían impedírselo, pero… Pobre animalito!… y además, tenían mucho gana de ver cómo reaccionaría Fray Claudio. A poco rato, entra éste dirigiéndose derechito hacia la despensa con la secreta intención de sacar de ella la carne que había guardado. Viéndolo buscar con evidente disgusto el bistec los dos hermanos se echan a reír indicándole al pícaro Boby que está todavía relamiéndose golosamente el hocico. Fray Claudio enseguida se da cuenta y ríe él también de la broma, pese a que no fuera tan agradable como para reírse. !Los hombres de Dios, en cuya mirada sólo hay una dulce sonrisa, reflejo del alma tranquila, saben reír también cuando otros usarían palabras de resentimiento!
Aún participando Fray Claudio en las diversiones comunes, se veía claro en su actitud y en sus palabras que su corazón no se separaba ni un solo momento de Dios; todo le servía como pretexto para acercarse más y más a Él con una vibrante voluntad de amor
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sobre Fray Claudio Granzotto
Más allá del Arte (Epifanio Urbani)