Confiada:
“Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido” (Mc 11,24). Tal es la fuerza de la oración, “todo es posible para quien cree” (Mc 9, 23), con una fe “que no duda” (Mt 21, 22). La oración de fe no consiste solamente en decir “Señor, Señor”, sino en disponer el corazón para hacer la voluntad del Padre (Mt 7, 21). Jesús así se admira ante la “gran fe” del centurión romano (cf. Mt 8,10) y de la cananea (cf. Mt 15, 28).
