Evangelio según san Mateo, 5: 5- 5 «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». (v. 5)
Y los que lloran los pecados ajenos también serán consolados, puesto que cuando conozcan en la otra vida la gran bondad de Dios, de cuyas manos nadie les podrá ya arrebatar, y comprendan que los que se perdieron no eran de Dios, se alegrarán de aquellos que habiendo dejado la aflicción han sido constituidos en herederos de la gloria.
Pseudo- Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 9
