El comediante noruego Harald Eia hizo la comprobación de la realidad de la trānsversªlización de génęro en 7 programas de televisión llamados «Lavado de cerebro». Ante las cámaras, los teóricos del génęro tuvieron que admitir que sus teorías no tenían ninguna base científica.
Esto desencadenó un cambio radical de humor entre la población noruega. La consecuencia: El Consejo de Ministros de los países escandinavos decidió cerrar el «Instituto Nórdico de génęro» en Oslo. Se canceló la financiación de alrededor de 7.6 millones de euros
La burbuja de la ideología de génęro puede estallar así de fácilmente. Cuando la población se dé cuenta de lo que se financia con el dinero de sus impuestos, la tan cacareada «tolerancia» podría acabar pronto
Cord Riechelmann, Und sie existiert doch! FAS 43/14
