Evangelio según san Mateo, 6: 13- 13 «Y no nos dejes caer en la tentación. Mas libranos de mal. Amén». (v. 13)
Una cosa es ser llevado a la tentación, y otra cosa es ser tentado, porque ninguno puede ser probado sin tentación -ya sea tentado por sí mismoo por otro-. Cada uno es perfectamente conocido por Dios antes de sufrir ninguna tentación. No se pide, pues, aquí, que no seamos tentados, sino que no seamos llevados a la tentación, como si cualquiera a quien le fuere necesario probarse por medio del fuego, no ruega el que no sea mortificado por el fuego, sino el no ser quemado. Pero somos inducidos si caemos en tentaciones tales que nosotros no podemos resistir.
San Agustín, de sermone Domini, 2,9
