» Se aceptaba la denuncia de cualquiera». Cierto, pero debía probar que decía la verdad. Los testigos eran sometidos al mismo rigor que el acusado, de modo que si se comprobaba que la acusación era falsa, la pena era análoga a la que hubiese recibido el hereje en caso de encontrarlo culpable
Prueba de esto es el caso ocurrido en Narbona en 1 328, donde.cuatro falsos testigos fueron condenados a prisión; también en Pamiers en 1329, se estableció para los falsos testigos no solo la prisión, sino también la indemnización del acusado
Que no te la cuenten 1: La falsificación de la historia. Javier P. Olivera Ravasi
