Pero la ciencia no parecía estar conforme y seguía buscando una explicación, fue así que, más
de mil años después de Ptolomeo, Nicolás Copérnico, sacerdote y científico polaco (1473- 1543)fue requerido en 1514 por el concilio de Letrán para que aconsejara sobre la posibilidad de una reforma en el calendario. A raíz de sus investigaciones, el científico polaco declaró que la duración del año y los meses y el movimiento del sol y la luna, aun no eran suficientemente conocidos para intentar una reforma del estilo. El incidente, sin embargo, lo impulsó a hacer observaciones más exactas que, finalmente, sirvieron de base para completar el calendario gregoriano. El fruto de dichas investigaciones fue publicado bajo el título de «Sobre los Giros de los Cuerpos Celestes», testimonio de sus incansables observaciones de los astros, donde postulaba la hipótesis de que era el sol el que estaba quieto y de que todos los planetas, inclusive la tierra giraban
