Evangelio según san Mateo, 6: 1 7- 18 «Más Tú, cuando ayunas.unge tu cabeza y lava tu cara para no parecer a los hombres que ayunas, sino solamente a tu Padre, que está en lo escondido: y tu
Padre, que ve en lo escondido, te galardonará». (vv. 17-18)
Dios aprueba aquel ayuno que hace quien da limosna a los demás. Todo esto de lo cual te privas a ti mismo, lo entregas a otros, para que por lo mismo por lo que tu carne es afligida, se fortifique la carne de tu prójimo pobre.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 1 6,6
