Sabiduría e inteligencia



Evangelio según san Mateo, 6: 22- 2 3 «La antorcha de tu cuerpo es tu ojo. Si tu ojo fuere simple, todo tu cuerpo será luminoso. Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Pues si la lumbre que hay en ti, son tinieblas, ccuán grandes serán las mismas tinieblas?» (v. 22-23)


O bien se habla del ojo interior, no del exterior. Este lucero es la inteligencia, por medio de la cual el alma ve a Dios. Todo aquél que tiene su corazón inclinado hacia Dios tiene su ojo luciente, esto es, su inteligencia está limpia y no está oscurecida por las concupiscencias de la tierra. Las tinieblas, pues, en nosotros, son los sentidos corporales, que siempre apetecen las cosas que son propias de las tinieblas.

Por lo tanto, el que tiene su ojo limpio, esto es, la inteligencia espiritual, conserva su cuerpo luminoso esto es, sin pecado, pues aunque la carne desea las cosas malas el hombre la mortifica por medio del temor divino. Pero el que tiene su ojo malo, esto es, la inteligencia oscurecida por la maldad o perturbada por la concupiscencia, tiene su cuerpo tenebroso. No resiste a la carne cuando desea las cosas malas, porque no tiene esperanza en el cielo, que es la que nos concede valor para resistir a las tentaciones

Pseudo- Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 15

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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