Evangelio según san Mateo, 6: 22- 23 «La antorcha de tu cuerpo es tu ojo. Si tu ojo fuere simple, todo tu cuerpo será luminoso Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Pues si la lumbre que hay en ti, son tinieblas, cuán grandes serán las mismas tinieblas?» (v. 22-23)
Las cosas que son ciertamente pecados no pueden hacerse con buena intención,
sea lo que fuere. Todas las acciones de los hombres, según respondan a causas buenas o malas, se llamarán también buenas o malas, cuando por sí mismas no sean pecados. Así como es bueno dar de comer a los pobres si esto se hace por caridad, así también es malo si esto se hace por jactancia. Pero cuando las acciones son ya pecados en sí mismas como el robo, el estupro y otras cosas por el estilo, quién dirá que pueden hacerse por buen motivo, o que no son pecado? Entonces diría cualquiera: «Robemos a los ricos para que tengamos qué dar a lospobres»
San Agustín, contra mendacium, 7
