Evangelio según san Mateo, 6: 22- 23 «La antorcha de tu cuerpo es tu ojo. Si tu ojo fuere simple, todo tu cuerpo será luminoso. Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Pues si la lumbre que hay en ti, son tinieblas, ccuán grandes serán las mismas tinieblas?» (v. 22-23)
La fe se asemeja a la antorcha, porque por ella se ilumina la marcha del hombre interior, esto es, su acción, para que no tropiece, según aquellas palabras del Salmo: «Tu mis pies» ( Sal 118,105 ). Pues si ésta estuviese limpia y fuere sencilla, todo tu cuerpo estaría perfectamente iluminado, pero si estuviese sórdida, todo tu cuerpo será tenebroso. O bien por antorcha se entiende el jefe de una iglesia, el cual, con toda propiedad, se llama el ojo, porque debe procurar el bien de toda la feligresía sujeta a él, que sería el cuerpo. Por lo tanto, si el jefe de una iglesia se equivoca, con cuánta más razón se equivocará el pueblo que le está encomendado?
Remigio
