Evangelio según san Mateo, 7: 3- 5 «» Por qué, pues, ves la paja en el ojo de tu hermano, y no ves la viga en tu ojo? 0 ;cómo dices a tu hermano: Hermano, deja, sacaré la paja de tu ojo, y se está viendo una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás de sacar la paja del ojo de tu hermano». (vv.3-5)
Cuando nos veamos precisados a reprender a otros, pensemos primero si alguna vez hemos cometido aquel pecado que vamos a reprender. Y si no lo hemos cometido, pensemos que somos hombres, y que hemos podido cometerlo. O si lo hemos cometido en otro tiempo, aunque ahora no lo cometamos entonces toque la memoria la común fragilidad, para que la misericordia, no el odio, preceda a aquella corrección. Pero si nos halláramos con el mismo pecado no reprendamos, sino lloremos, movidos a la enmienda, con mutuos esfuerzos
Rara vez, y por gran necesidad, se han de hacer las reprensiones, en las cuales no debemos insistir por nuestro interés personal, sino para servir al Señor.
San Agustín, de sermone Domini, 2,19
