No es teología, no es liberadora, no es americana
Una historia larga y turbulenta
Después de haber conquistado Rusia, China, Europa oriental, parte de Africa y del sudeste asiático, el comunismo internacional se lanzó en la gran aventura: conquistar América Latina, «patio trasero» de su gran enemigo geopolítico, los Estados Unidos. La primera a caer fue la infeliz Cuba
Sin embargo, en nuestro continente el expansionismo comunista se chocó irremediablemente contra un obstáculo que en Europa ya le había acarreado no pocas dificultades: la firme cohesión de la Iglesia Católica en la oposición a las doctrinas provenientes de Moscú. Incapaces de anular la Iglesia, los comunistas quisieron implicarla en sus designios, tendiéndole la mano. Esta mano extendida encontró en el campo católico muchas puertas abiertas, que los comunistas no dudaron en aprovechar. Concretamente, en América Latina encontró una corriente que pronto se convertiría en su perfecto compañero de viaje: la Teología de la liberación (Tdl).
Desmintiendo el mito que la Tdl sea un producto autóctono latinoameri cano, ella tiene raices mucho más profundas y de origen europeo Hacía ya tiempo que se propagaba en la Iglesia una corriente de activismo social de izquierda que, iniciada en el siglo XIX como «catolicismo social», se convierte en «cristianismo democrático» y, finalmente, en «socialismo cristiano» Intimamente ligada a este activismo había una corriente filosófica, teológica y pastoral que, iniciada en el siglo XIX como «catolicismo liberal», se convierte en «Modernismo» y, finalmente, en «Nouvelle Théologie». La Tdl surge en línea directa de la confluencia de estas dos corrientes
JULIO LOREDO DE IZCUE. TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN, UN SALVAVIDAS DE PLOMO PARA LOS POBRES
