Siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer Concilio Ecuménico de Nicea que el Hijo es «consubstancial» al Padre (Símbolo Niceno: DS 125), es decir, un solo Dios con él. El segundo Concilio Ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó «al Hijo Único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre» (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150)
Dios es Jesús
Publicado porpaquetecuetePublicado en Amor, Biblia, Catecismo de la Iglesia Católica, Concilios, Dios, Iglesias, Milagro, Quetzaltenango, Una Santa Católica y Apostólica, Vida
Publicado por paquetecuete
Cristiano Católico Apostólico y Romano Ver más entradas
