Mas para no enumerarlo todo hablaremos sólo del punto capital y objetivo: es una sabia y útil disposición, y en nada perjudica a la naturaleza inviolable, que el que era Dios se manifieste humildemente. Pero es un mal la loca presunción que el que es humano se promocione a sí mismo a lo sobrenatural y divino, pues si bien el rey no se degrada obrando con humildad, jamás le será lícito al soldado hacerse oír como reinante. Entonces, si Cristo es Dios humanado, lo humilde está en su lugar. Pero si es simplemente un hombre, lo elevado y grande no se explica
Abad Isidoro, ad Atribium presbiterum, epist. 41,2
