El Código de Derecho Canónico del Vaticano efectivamente contiene una instrucción, el Canon 1251, que aborda explícitamente el tema del consumo de carne. «Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal», dice la norma.
Así, los católicos no debieran sólo abstenerse de comer carne en Viernes Santo, sino durante todos los viernes del año.
El Canon 1251, además, es especialmente estricto con las actividades de ese día en específico. «Ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo», indica.
De acuerdo a la siguiente norma, «la ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años».
Sin embargo, el mismo código contempla que la decisión final pertenece a la Conferencia Episcopal de cada país, que puede modificar la medida de acuerdo a las tradiciones o realidades propias del lugar.
Consiste en no comer sino una sola comida al día; pero no se prohíbe tomar algo de alimento en la mañana y en la noche, guardando las legítimas costumbres respecto a la cantidad y calidad de los alimentos. Se recomienda pan y agua
