Pedir una prueba científica (directamente material) de la existencia del espíritu (lo esencialmente inmaterial) es simple y llanamente absurdo. Y más absurdo aún concluir a partir de allí que el espíritu no existe. Para ilustrarlo con una analogía imaginemos que viene alguien y nos reta a que le mostremos un cuadrado en voltios. Nosotros le contestamos que ello no es posible, que un cuadrado se puede medir en términos de centímetros o metros (cm2, m2) pero no en voltios (que es una medida de la electricidad). “Luego, dado que no me puedes mostrar un cuadrado en voltios, los cuadrados no existen”, concluye él. Pero es evidente que está equivocado. ¿Cuál fue el problema? ¿Acaso nuestra respuesta? ¡No! Es obvio que el problema fue la forma de la pregunta de nuestro interlocutor. Fue él quien cometió un error de rango epistemológico
Dante A. Urbina
¿CUÁL ES LA RELIGIÓN VERDADERA?: Demostración racional de en cuál Dios se ha revelado
