Evangelio según san Mateo, 9:18-22 Diciéndoles El estas cosas, se le aproximó un príncipe de la sinagoga, y le adoró diciendo: «Señor, mi hija es ahora un cadáver; mas ven, pon tu mano sobre ella y vivirá». Y levantándose Jesús le seguía en compañía de sus discípulos. Y he aquí una mujer, que padecía hacía doce años flujos de sangre, se le acercó por detrás y tocó la orla de su vestido. Porque decía ella en su interior: «si llegare a tocar tan sólo su vestido, quedaré sana»: Y volviéndose Jesús, y viéndola, dijo: «Confía, hija, tu fe te ha sanado», y desde aquella hora quedó completamente sana. (vv. 18-22)
También representa a Moisés y se le llama Jairo, esto es, el que ilumina o es iluminado, porque él recibió las palabras de la vida eterna para trasmitírnoslas a nosotros y hacerlas brillar de esta manera en los demás, al mismo tiempo que él mismo es iluminado por el Espíritu Santo. La hija, pues, del príncipe de la sinagoga, esto es, la sinagoga, de edad de doce años, es decir, de la pubertad, está abatida por la gangrena de los errores, en el momento que está obligada a engendrar hijos para Dios. Por eso el Verbo de Dios corre hacia esta hija del príncipe para salvar a los hijos de Israel; la Iglesia santa formada por las naciones, que perdían sus fuerzas por los crímenes interiores que las corroían, consiguió salvarse por la fe que estaba preparada para otros. Es digno de notarse, que la hija del príncipe estaba en la edad de los doce años y la mujer curada del flujo de la sangre estuvo padeciendo esta enfermedad durante doce años. Así que, cuando aquella nació, principió ésta a padecer, casi al mismo tiempo en que la sinagoga nació de entre los patriarcas y las naciones extrañas comenzaron a afearse con el corrompido veneno de la idolatría. El flujo de sangre puede tomarse en dos sentidos: por la corrupción y mancha de la idolatría, o también por todas las maldades practicadas bajo el imperio del placer de la carne y de la sangre. De ahí que, cuando la sinagoga tuvo vigor, luchó la Iglesia y sus pecados fueron la causa de que pasara la salud a otras naciones ( Rom 11 ). La Iglesia se acerca al Señor, lo toca, cuando se aproxima a El por la fe.
Rábano
