Si dedicásemos nuestra atención a los sublimes misterios de la Misa; si comprendiésemos algo ese drama maravilloso donde Cristo se nos muestra cómo en traje de fiesta para renovar ante nosotros todas las escenas de su admirable vida, nos apresuraríamos a ir a la iglesia al primer toque de las campanas para asistir a representación tan interesante. Sin embargo, por una sorprendente contradicción, nosotros, que pagamos tan caro un asiento en el teatro, que acudimos con tanto ahínco a los espectáculos, o por mejor decir, a las locuras de los cómicos, sin preocuparnos de nuestro tiempo y dinero, desertamos de la Santa Misa, donde lejos de empobrecernos, nos enriqueceríamos con los méritos del Salvador; con una sola condición, la de asistir a ella como espectadores devotos.
Explicación de la Santa Misa (R Padre Martin de Cochem)
Iglesia San Francisco de Sales, Atlanta
