Oración: Dejándonos iluminar por la luz de Dios. Los Santos se conocían porque siempre estaban cerca de Dios. Y cuanto más santos, más desconfiaban de sí mismos y más confiaban en Dios.
Reflexión: Interiorizando, meditando. Haciendo, además, de manera regular el examen de conciencia.
Dirección Espiritual: buscando personas santas y sabias que nos ayuden en este camino a la santidad.
Lectura Espiritual: leyendo los clásicos de la vida espiritual, como la Imitación de Cristo, el Combate espiritual, la Historia de un Alma, la Introducción a la Vida Devota, el Tratado del Amor de Dios, etc. Estos colosales libros traen consigo gracias especiales para el conocimiento propio.
Vida de Santos: conociendo y procurando imitar al santo con el que más nos identifiquemos o el que más impresión cause a nuestra alma, para caminar, junto con él en el conocimiento propio
