Es famosa la frase que dice: “el que obedece no se equivoca… se equivoca el que ordena”. Esta frase es cierta, siempre y cuando, quien ejerza la autoridad no se extralimite en sus funciones. Hay, entonces, algunos límites a la hora de obedecer
Cuando el superior ordena algo más allá de sus atribuciones: por ejemplo, cuando un padre se opone a la vocación maduramente considerada de su hijo, traspasa sus deberes, y no hay obligación de obedecerle. Lo mismo ha de decirse del superior de una comunidad que ordenare cosa más allá de lo que le permiten las constituciones, estatutos y reglas, habiendo estas determinado sabiamente los límites de su autoridad
