Esquemáticamente podríamos decir que si por un lado establecemos una relación necesaria entre X e Y, y por otro lado establecemos la existencia de X, entonces tenemos asegurada la existencia de Y en virtud del principio de no contradicción: si X es necesariamente Y, e Y es necesariamente X, no puede suceder que exista X sin que exista Y.
Ahora bien, en nuestro argumento X es el Ser Necesario e Y el Ser Realísimo. De esta manera tenemos que en nuestra prueba de la existencia de Dios a partir de la contingencia de los seres el razonamiento va primero de la experiencia a la existencia real de un Ser Necesario, y de la existencia real de un Ser Necesario a la existencia real del Ser Realísimo (Dios), con la mediación de la noción de la identidad entre la esencia del Ente Necesario y el Ser Subsistente, y de la identidad entre el Ser Subsistente y el Ser Realísimo. No hay aquí argumento ontológico alguno.
Queda, pues, en pie la tercera vía
¿DIOS EXISTE?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer. Dante A. Urbina
