Tengo algunas cosas que deciros



Evangelio según san Mateo, 7: 6- 6 «No déis lo santo a los perros, ni arrojéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las huellen con sus pies y volviéndose contra vosotros los perros os despedacen». (v. 6)

Debe evitarse el descubrir algo a quien no pueda entenderlo porque es mejor darle, buscar lo que no comprende que exponerlo a profanar lo que se le ha revelado, o con el oído como el perro, o con el desprecio como el puerco. De que se pueda ocultar la verdad, no debe inferirse que es lícito mentir, porque el Señor, aun cuando no mintió, ocultó algunas veces la verdad, según las palabras de San Juan: «Tengo algunas cosas que deciros, que no podréis comprender ahora» (Jn 16,12 ). Pero si alguno no comprende por su mezquindad o inmundicia, debemos limpiarlo, o con la palabra o con la obra, cuanto sea posible.

Pero si resulta que el Señor dijo ciertas cosas que
muchos de los que estaban presentes no recibieron (o porque las resistieron o porque las despreciaron) no debe juzgarse que arrojó lo santo a los perros, ni dejó caer sus perlas delante de los puercos. Dio a los que podían aprender y que estaban presentes, a quienes no convenía despreciar por la inmundicia de los otros. Y aun cuando los que le tentaban se desconcertasen con sus respuestas, otros que podían comprender oían cosas de gran utilidad en las contestaciones que el Salvador daba a los primeros.

El que sabe, pues, responder a las cuestiones en
asuntos pertenecientes a la salvación, debe hacerlo, a fin de no desalentar a aquellos que, al ver que no responde, pueden sospechar que la dificultad propuesta no tiene solución. No debe contestarse a las cuestiones inútiles o perjudiciales, sino explicar por qué no debe responderse a tales preguntas

San Agustín, de sermone Domini, 2, 20

Publicado por paquetecuete

Cristiano Católico Apostólico y Romano

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