Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Ciertamente, nada que no fuera el Amor inextinguible con el que contemplaste a tu criatura en ti mismo y te dejaste cautivar de Amor por ella; por Amor lo creaste, por Amor le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno»
(Santa Catalina de Siena, Il dialogo della Divina providenza, 13).
