Evangelio según san Mateo, 6: 5- 6 «Y cuando oráis, no seréis como los hipócritas que aman el orar en pie en la sinagoga, y en los cantones de las plazas, para ser vistos de los hombres. En verdad os digo, recibieron su galardón. Mas tú cuando orares, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre, en secreto: Y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará». (vv. 5- 6)
Debe cerrarse la puerta, esto es, debe resistirse a la tentación carnal, para que la oración espiritual se dirija al Padre, y por eso se hace en lo íntimo del corazón donde se ruega al padre en lo escondido. Y por ello sigue: «Y tu Padre que ve en el secreto, te dará la retribución»
San Agustín, de sermone Domini, 2,3
