ofrecida al inicio de la pandemia del 2020 (una mala copia del tipo de películas.que inauguraría El cubo en 1997, que consistia en una crítica a la burocracia militar, bastante más inteligente, estilizada y compleja que el actual filme español).
Presentada como <crítica> al capitalismo (<El capitalismo no funciona, lo que nos está
pasando ahora no es ficción aseveraba su actor principal en los.mass media), el argumento de El hoyo presenta sin embargo un sistema que opera con una lógica muy distinta a la del mercado (en el <hoyo* hay planificación centralizada, movilidad social desconectada del capital, ausencia de intercambios, ausencia de producción, y lo más importante: la típica inserción que los socialismos reales> hacen de los bienes de consumo, que equivalen exactamente al mínimo necesario para la subsistencia,
pero en el caso del filme las raciones son entregadas a todos.en masa y no uno a uno, lo cual le sirve para criminalizar la propiedad privada como apropiación de un bien colectivo <gratuito>, que surge del techo en cantidades exactas para la reproducción de la mera subsistencia biológica). Pero importa un bledo: lo crucial es que el discurso ficcional -celebrado por el discurso no menos ficcional de los grandes medios–dice que
todo esto se trata de que <el capitalismo no funciona. Las masas.entonces, por medio del mismo capitalismo que no funciona>, consumen su disfuncionalidad espectacular y
autorreferencial por medio de la cual aquel funciona mejor que nunca (astucias de un sistema que puede reproducirse incluso a través de su autodenigración). Después de todo,
El hoyo, que ha costado tan solo un millón de euros, se convirtió en marzo de 2020 en la película más vista de Netflix, compañía que registró en 2019 ingresos por 20.1 60 millones de dólares, y que precisamente en el primer trimestre de 2020 experimentó los mayores beneficios de su historia. Y otra vez: el filme concluye, el televisor se apaga (o mejor: sintoniza otra cosa), todo vuelve a ser como siempre, con excepción de miles de conciencias que, consumiendo la revolución, consuman disposiciones pseudorrevolucionarias (aunque eventualmente, si así se requiere, puedan ser funcionales a disposiciones revolucionarias reales, en caso de que fueran reclutadas para ello).
Iván Massagué: <El capitalismo no funciona, lo que nos está
pasando ahora no es ficción>, en El Español (22 marzo 2020),
https://www.elespanol.c om/cultura/cine/20200322/
ivan-massague-capitalismo-no-func iona-pasando -ficcion/
47620 3707_0.html.
